Al margen de la sencillez, un buen logotipo debe reunir además las siguientes 4 características:
Ser único: Un buen logo debe diferenciarse claramente de la competencia y ser único. Para ello, es recomendable huir de iconos demasiado convencionales como los círculos y las flechas, por ejemplo. Hay que tener además en cuenta que el logotipo no tiene por qué guardar relación directa con la actividad de la marca a la que representa. “El logo de Mercedes-Benz no es un coche, el de Virgin Atlantic no es una avión, el de Apple no es ordenador”, apunta el diseñador gráfico David Airey en Inc.
Ser adaptable: Un logo con verdadera fuerza debe ser capaz de evocar esa misma fuerza en diferentes soportes. Su significado debe ser el mismo en una tarjeta de visita que en una valla publicitaria. Para diseñar logotipos lo más adaptables posible, la simplicidad es de nuevo la clave. Conviene considerar asimismo la calidad de reproducción del logo a pequeña y gran escala y también en blanco y negro.
Ser apropiado: Antes de diseñar el logotipo de una marca, conviene estudiar la audiencia a la que ésta se dirige. Un logo debe reflejar la cultura y los valores de las empresa. Se trata de representar gráficamente la esencia de la compañía. Aparte de las consideraciones sobre el público objetivo de la marca, la adecuación de un logo se mide también en función de los colores elegidos para su diseño. Además, hay que tener en cuenta que el significado del color varía según la cultura.
Ser atemporal: Los grandes logos son atemporales y permanecen prácticamente inalterables a lo largo de los años. Generalmente es la neutralidad del diseño la clave para lograr que un logotipo conecte con el consumidor.
FUENTE: marketingdirecto.com